Proyecto y dirección técnica: Arq. Cecilia Bueno
Arq. Paola Bravo
Año ejecución: 2011
La propuesta llega de parte de la comisión directiva de la Asociación Civil Corral de Barrancas, Unquillo, en córdoba, un country de montaña, emplazado en el pié de Pan de Azúcar, con una situación natural inmejorable por hallarse inmerso dentro de una reserva ecológica. La variada topografía y la presencia de especies vegetales autóctonas de muchísimos años de edad es una de las características principales de esta urbanización.
Se nos plantea la necesidad de contruir una oficina administrativa propia del barrio, con un espacio de uso común a modo de sala de reuniones que pudiese ser utilizado tanto por la comisión para las rutinarias reuniones de consorcio como por los vecinos en general. Una unidad de pocos metros (40) anexada al club house existente con una serie de condicionantes muy específicos que tienen que ver, por un lado, con una estética ya implementada en la creación del barrio, caracterizada por techos inclinados a varias aguas, cabriadas de madera y ladrillo a la vista, y por otro lado, por la presencia de dos especies vegetales que debíamos conservar. La oficina crece entre los árboles como formando parte de este bosque natural en donde lo importante no es la fuerza formal y estética de la obra sino el diálogo que ésta establece con el entorno circundante. Pensamos en una cáscara perforada de ladrillo a la vista con importante cantidad de aberturas para poder captar a lo largo del día las diversas situaciones de luz y sombra generadas por los dos árboles alrededor. Una vez más el concepto de la penetración del verde aporta calidez en el interior y da la sensación de que el volumen siempre hubiese estado allí.
Funcionalmente es un volumen único separado por un divisorio/guardado en durlock y madera sectorizando oficina y sala de reuniones. Un servicio a modo de kitchenet complementa el uso. La oficina contiene dos accesos, uno principal relacionado directamente con la calle y con el espacio semi-cubierto del club house a través de un sendero de durmientes recuperados y piedra suelta. El segundo acceso hace la conexión con la zona de baños y servicios existente. Las dos especies vegetales fueron rodeadas con canteros de piedra. Una de ellas quedó entre la construcción nueva y la vieja en una suerte de patio interno, acompañada por un banco de piedra y madera que permite la espera y la contemplación. La segunda, en la barranca, necesitó de un muro de contención que permitiese su arraigo al nuevo nivel de tierra propuesto.
Este proyecto significó para nosotras, lejos de una estética que no estamos acostumbradas a producir, un acercamiento a lo natural, una demostración de que se puede hacer arquitectura desde la tierra.
Planta y alzado, propuesta |
Imágenes de la obra |
Implantación y diálogo con l entorno |
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